LUZBY BERNAL

domingo, 28 de noviembre de 2010

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Siempre que estemos conscientes de “tener conocimiento” de alguien o de algo como bueno o malo, declaremos rápidamente: No es bueno o malo; sencillamente es. Nuestra perspectiva individual establece toda la diferencia. La lluvia en el día de una jira puede parecer mala, pero para el agricultor puede parecer buena. Muchas personas consideran que el pan con mantequilla es bueno, pero la mantequilla sobre una alfombra se considera mala.
Hay un relato interesante que ilustra el principio “simplemente es”. Había un hombre que regaló a su hijo un caballo para su cumpleaños. Esto se consideraba bueno. El hijo se cayó del caballo y se rompió una pierna. Esto se consideraba malo. Un día más tarde pasaron por la villa unos mensajeros del rey en busca de hombres jóvenes para ser reclutados porque el rey se preparaba para una guerra. Para la madre del joven la pierna rota fue algo bueno. Y así sucede continuamente. Es evidente que un caballo o una pierna rota no son buenos o malos; sólo es. Aunque este concepto es más retador cuando algo aparentemente grave sucede en nuestra vida, él permanece verdadero.
Hoy, ten conciencia de tres personas o condiciones que has clasificado o buenas o malas. Di de cada una: Sencillamente es. Enumera abajo las tres personas o condiciones que ahora comprendes que no son buenas ni malas:
1.
2.
3.

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