LUZBY BERNAL

jueves, 16 de diciembre de 2010


YA NO ES NOVEDAD PARA NADIE QUE LA NAVIDAD TIENEN SU ORIGEN EN EL PAGANISMO

apologista | diciembre 17, 2010 at 1:20 am | Etiquetas: navidad, origen, pagano | URL: http://wp.me/p6Hrw-7YG
¿ES CRISTIANA LA NAVIDAD?
Michael Schneider
(fragmento)
RESUMIDO :P

I. Su Comienzo
¿Cuál es el origen de la Navidad? ¿Cómo se inició? ¿Fueron sus principios paganos o cristianos? En el Nuevo Testamento no hay en absoluto ninguna indicación de que los primeros cristianos observaran la Navidad. Puede desmostrarse en la historia de la iglesia que, probablemente durante los primeros 300 años después del nacimiento de Cristo, los cristianos no supieron nada de la celebración de la Navidad. Fue sólo al comenzar la Iglesia a alejarse de la doctrina y la práctica apostólicas y derivar hacia a la corrupción que la Navidad comenzó.
¿De dónde vino? ¿De dónde obtuvo la Iglesia derivante las ideas y las costumbres que se asocian con la Navidad hoy día? Al origen de la mayoría de las formas básicas de paganismo en el mundo antiguo se les puede seguir la pista hasta los “misterios” babilónicos. Todas las culturas antiguas, Egipto, Grecia, Roma, hasta la India y China, tenían creencias, tradiciones, prácticas, dioses y diosas, que estaban emparentadas con las que se encontraban en Babilonia. Los nombres eran diferentes, y se les añadieron modificaciones diferentes, pero, básicamente, las antiguas religiones estaban relacionadas con Babilonia y encuentran su forma más “pura” en ella. En el Antiguo Testamento, Babilonia representa el epítome de todo lo que es impío y perverso. La mayor humillación que sufrió el pueblo de Dios por sus pecados fue ser llevado al cautiverio babilónico, al corazón del mundo pagano.
En el año 313 d. C., se supone el emperador romano Constantino adoptó la fe cristiana y la declaró religión oficial en su reino. El hecho de que abrazara la Iglesia Cristiana resultó perjudicial para el verdadero cristianismo. Constantino conservó los títulos paganos tradicionales, y sus monedas todavía conservan las figuras y los nombres de los antiguos dioses romanos.
La Iglesia se convirtió en “la Iglesia Católica Romana”, y su método vino a ser entrar en componendas con el paganismo. Desde entonces, la manera Católico-Romana de convertir a los paganos a su estilo de culto ha sido absorberlos gradualmente, junto con sus observancias idólatras. La iglesia se contentó con aumentar el número de adherentes nominales, encontrándose con el paganismo a medio camino.
La iglesia de Roma ha continuado aplicando el mismo enfoque hasta la actualidad. Esto puede verse particularmente en Centro y Sur América, donde los ídolos simplemente han sido reemplazados con estatuas de santos. Algunos de sus nombres y tradiciones hasta han sido combinados. Las iglesias católicas romanas en estos países a menudo se abren a los indios para la adoración de sus ídolos animistas.
En un apéndice a su “Directorio para el Culto Público a Dios”, los teólogos de Westminster dijeron: “En la Biblia no se ordena santificar ningún día bajo el evangelio, excepto el día del Señor, que es el sábado cristiano. Los días festivos, vulgarmente llamados ‘días santos’ [holy days], no teniendo autorización en la palabra de Dios, no deben continuar”. (Véase también, de James Bannerman, The Church of Christ, Vol. I, 406-420).
No fue sino hasta el siglo 19 que la Navidad tuvo alguna importancia religiosa en las iglesias protestantes. Todavía a finales de 1900, los servicios navideños no se celebraban en las iglesias presbiterianas del sur. La Asamblea General de 1899 declaró: “En las Escrituras no hay justificación para la observancia de la Navidad o la Pascua como días festivos. Más bien, ocurre lo contrario (véase Gál. 4:9-11; Col. 2:16-21, y tal observancia es contraria a los principios de la fe reformada, conduce a un culto defectuoso, y no está en armonía con la sencillez del evangelio de Cristo Jesús”.
John Knox y sus colegas incluyeron la siguiente declaración en su Libro Primero de Disciplina (1560):
¿Cuál, entonces, es la historia de la Navidad? Entró a la iglesia siglos después del Nuevo Testamento, fue descartada en la Reforma, y sólo en este siglo se ha incorporado subrepticiamente de nuevo en la Iglesia Protestante. Lo que estoy diciendo, entonces, es que la verdadera Navidad siempre ha sido pagana, y que convertirla en una celebración cristiana es tratar de añadir a Cristo o elementos bíblicos a un día festivo esencialmente pagano.
II. Sus Instituciones
Miremos, pues, algunas de las costumbres familiares de la Navidad, y examinemos su significado. Sólo estoy considerando una pequeña selección de muchas tradiciones familiares, pero les aseguro que lo que digo acerca de ellas es correcto en relación con todas las costumbres navideñas, y le insto a estudiarlas en cualquier enciclopedia secular.
Tómese, por ejemplo, la fecha misma de la Navidad, diciembre 25. Como usted probablemente sabe, nadie conoce realmente la fecha del nacimiento de Cristo, y diciembre 25 es una fecha altamente improbable. ¿Por qué, entonces, se escogió diciembre 25? Bien, los babilonios celebraban la victoria de su dios sol en el momento del año en que los días comenzaban a alargarse nuevamente. A la copia romana de esta costumbre babilónica se la llamaba sarturnalia, la fiesta del nacimiento del sol. Por siglos, fue abominación para los cristianos. La celebración era una orgía de jolgorio pagano. Pero la Iglesia, en vez de adoptar una posición firme contra el paganismo, comenzó a hacer concesiones. Quería “ayudar” a los cristianos jóvenes y débiles que no querían renunciar a la diversión y al entretenimiento del solsticio de invierno. Así que la iglesia dijo: “Sigamos la diversión y la celebración. Sólo que ahora la llamaremos una celebración del nacimiento del Hijo de Dios. En vez de perder miembros dejándoles irse al paganismo, combinaremos los dos, y gradualmente ganaremos a algunos de los paganos de nuestros días para que profesen el cristianismo. No obliguemos a los hombres a escoger entre los dos”.
¿Qué podría ser más inofensivo que los hermosos árboles navideños que iluminan nuestros hogares durante la época de Navidad? Pero, ¿sabe usted por qué tenemos árboles en nuestros hogares? Desde los tiempos antiguos, los árboles han jugado un importante papel en la religión pagana, y hasta eran adorados. Los normandos, los celtas, y los sajones usaban árboles para mantener alejados a las brujas, los espíritus malignos, y los fantasmas. En Egipto, la palmera era prominente; en Roma, era el abeto. A causa de esta asociación, los ídolos a menudo eran cuidadosamente tallados de árboles. Jeremías advertía al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento: “Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones les teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva” (Jer. 10:2-4).
Hasta la escena de la natividad, que algunos consideran como el símbolo más “cristiano” de la Navidad, está manchada de influencia pagana. Casi todas la formas registradas de culto pagano que han descendido de los “misterios” babilónicos enfocan la atención del adorador sobre una diosa madre y el nacimiento de su hijo. Diferentes culturas usaban diferentes nombres, pero el concepto es uniformemente el mismo. En Babilonia, era la adoración de la reina del cielo y su hijo Tammuz, el dios sol que se creía era la encarnación del sol. El nacimiento del dios sol tenía lugar en el solsticio de invierno. Yule era el nombre babilónico del niño o bebé, y el Día del Yule se celebraba el 25 de diciembre, mucho antes del nacimiento de Cristo. La próxima vez que vea una escena del nacimiento en una tarjeta de Navidad, y María y Jesús tengan una aureola alrededor de sus cabezas, recuerde que este concepto católico romano fue tomado prestado de los “misterios” babilónicos. Y recuerde que al creyente le está prohibido hacerse “ninguna imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra” (Éx. 20:4). ¿Tomamos en serio estos mandamientos de Dios, o hace mucho tiempo que los hemos superado y les hemos encontrado alguna otra explicación?
¿Y qué sucede con Santa Claus? ¿Puede alguien negar seriamente que él representa el verdadero significado de la Navidad para la gran mayoría de los norteamericanos? No comentaré los conocidos relatos de su origen como santo católico romano, pero, ¿qué representa él hoy día? ¿Es un duende inofensivo, alegre, y gordo, o se ha convertido en el símbolo anticristiano de la codicia, el materialismo, el egoísmo – una expresión de “algo por nada”? “¿Qué hay para mí?”
Los padres que les cuentan a sus hijos el mito de Santa Claus están poniendo en peligro su credibilidad delante de sus hijos. Cuando ellos le preguntan: “¿Puede Santa verme realmente a través de estas paredes?”, ¿qué contesta usted? Nuestros hijos deberían saber que pueden confiar en todo lo que les decimos, sin cuestionarlo. ¿De qué otro modo podemos esperar que nos crean cuando les enseñemos las Sagradas Escrituras durante la niñez aquellas cosas “que pueden hacerles sabios para la salvación”, aún “el misterio de la piedad, que Dios se ha manifestado en carne”?
¿No es interesante que los japoneses hayan elevado a Santa Claus al rango de deidad y le hayan asignado un lugar igual entre los dioses populares de la buena suerte? No es de sorprenderse que hace poco un dirigente protestante liberal sugirió que San Nicolás podría ser muy bien el primer santo verdaderamente ecuménico. Dijo que tanto el pagano promedio como el católico romano regular, y también el protestante, aplaudirían la propuesta: “Hasta los budistas y los musulmanes que reverencian al viejito podrían dar un gran paso hacia el ecumenismo con nosotros… Él ha hecho más para difundir la enseñanza de que “es mejor dar que recibir” que cualquier dirigente eclesiástico de los pasados mil años”. ¡Eso lo dice todo!

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