LUZBY BERNAL

sábado, 18 de diciembre de 2010


Hace tiempo caminaba por el sendero de la vida y encontré un letrero
que decía "la tienda del cielo", me acerqué y la puerta se abrió
lentamente. Cuando me di cuenta ya estaba adentro.
Vi muchos ángeles parados en todas partes, uno de ellos me entregó
una canasta y me dijo "ten, compra con cuidado todo lo que un
cristiano necesita, lo encontrarás aquí".
Primero compré paciencia, el amor estaba en la misma fila; después
encontré la comprensión (¡cuánto se necesita en estos días!),
compré dos cajas de sabiduría y dos bolsas de fe; me encontró el
empaque del perdón y cargué con ellos. Me detuve a comprar fuerza,
coraje para ayudarme en esta carrera que es la vida, y ya tenía casi
lista la canasta cuando recordé que necesitaba gracia y que no
llevaba salvación, pero estaba allí para que la tomara cada uno de
nosotros… así es que tomé tanto como pude para compartirla con
todo el que encontrara en mi camino.
Caminé hacia el cajero para pagar la cuenta, pues creí que ya tenía
todo lo que el cristiano necesita pero cuado iba a llegar vi la
oración y la puse en mi canasta ya repleta, pues sabía que cuando
saliera la iba a necesitar; la paz y la felicidad estaban en los
estantes pequeños justo al lado de la caja y aproveché para
tomarlas, la alegría colgaba del techo y la arranqué para mí.
Llegué al cajero y le pregunté "¿cuánto debo?"; él sonrió y me
contestó…"No es nada, lleva tu canasta a donde vayas".
"¡Si!, ¿pero cuánto le debo?". Él otra vez me sonrió y me
dijo… "no te preocupes, Jesús pagó tu deuda desde hace mucho
tiempo".


SENDERO ESPIRITUAL

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