LUZBY BERNAL

miércoles, 13 de julio de 2011

Brujería, sexo y ejercicio ¿serán las nuevas adicciones?

Brujería, sexo y ejercicio ¿serán las nuevas adicciones?

Brujería, sexo y ejercicio ¿las nuevas adicciones?
Foto: Archivo particular

Para algunos, estas conductas ya no se limitan al alcohol, al juego, al tabaco y a las drogas.

A las adicciones típicas al alcohol, a las drogas, al juego y, más recientemente, a las nuevas tecnologías (el Internet incluido), hay que sumar, según expertos, la dependencia que muchas personas desarrollan a ciertas prácticas, como la brujería, el sexo, el juego y el ejercicio, sólo para mencionar algunos ejemplos.
De acuerdo con Jaime Sotomayor, jefe de arraigo universitario de la Universidad Incca de Colombia, cada vez es más común encontrar a personas que pierden el control de su vida y se obsesionan con las cirugías estéticas, con el ejercicio sin tregua, con la selección de la comida o con prácticas como la lectura del tarot y la brujería.
Esa es la razón -explica Sotomayor- por la que esa institución creó un grupo especializado en el abordaje de conductas adictivas, que van más allá de la dependencia a sustancias como el alcohol. Cada semestre este grupo atiende a cerca de 80 estudiantes, que llegan buscando ayuda para manejar conductas compulsivas, que pueden generar trastornos emocionales y hasta físicos.
"En términos técnicos, las adicciones se denominan compulsiones, pues se refieren a la imposibilidad de abandonar una práctica determinada o al deseo incontrolable de realizarla -dice-. Hemos visto y conocemos adicciones comunes (a las drogas, por ejemplo), pero no son las únicas. También registramos adictos al ejercicio, al sexo, a la tecnología y a la brujería, entre otras cosas".
El psiquiatra Rodrigo Córdoba, presidente de la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas, asegura que en los manuales de psiquiatría clínica las únicas adicciones descritas tienen que ver con el alcohol, el tabaco, las drogas y el juego: "Conductas como la recurrencia a la brujería o la obsesión con la comida y el ejercicio no están descritas aún como adicciones.
En estos casos es borroso el límite entre una conducta normal y una adicción, que incluye depender de una actividad que nos hace perder el control y altera la vida".
Córdoba señala que aquellos que necesitan de la lectura del tarot o pertenecer a grupos de oración para vivir, "pueden llegar a desarrollar una conducta psicopatológica, pero establecer si eso es una adicción requiere de más estudio y de intervención".


Algunas adicciones
Ortorexia y vigorexia
La primera es la búsqueda desesperada de alimentos naturales, exentos de ingredientes químicos o artificiales, y que no hayan tenido contacto con pesticidas o abonos. La segunda es la obsesión por desarrollar al máximo la musculatura y moldear el cuerpo, a partir de regímenes dietarios e intensas jornadas de ejercicio (mínimo cuatro horas por día). Algunas personas llegan incluso a pasar día y noche en un gimnasio con tal de conseguir ese objetivo.
Tanorexia
Es el deseo compulsivo de estar bronceado todo el tiempo. No sólo se busca exponerse al sol en cualquier momento, sino que se usan las cámaras de bronceo de manera indiscriminada. Así como en la anorexia (que la persona cree verse obesa aunque esté en los huesos), aquí el afectado se percibe siempre pálido, así esté 'carbonizado'.
Adicción al sexo
Un 'adicto' al sexo piensa todo el tiempo en eso y nunca se siente pleno con una relación de pareja; siempre necesita más. Aunque busca que los encuentros sexuales sean consensuados, en realidad sólo le importa su satisfacción en ese aspecto, y suele utilizar al sexo como droga, para escaparse de los problemas.
Ludopatía
El ludópata es un jugador compulsivo, alguien adicto a los juegos de azar. De acuerdo con algunos expertos, en varias partes del mundo la ludopatía es la adicción psicológica más vista en los consultorios psiquiátricos. Sus efectos conllevan un deterioro físico y mental del individuo, e impactan su entorno familiar.

Ojo a estas señales
Tolerancia:
siente que cada vez necesita dedicar más tiempo a la actividad.
Abstinencia: cuando la suspende, experimenta molestias físicas y mentales.
No controla el impulso de estar pegado a la actividad.
Pierde el interés por otros aspectos de la vida y eso afecta su rutina y cotidianidad.

 
Testimonio
'Ya no leo ni el horóscopo'
"Vengo de una familia de escépticos por el esoterismo, la adivinación y las cosas paranormales, así que a todos se les hizo raro que yo acabara enganchada a una tarotista. La conocí por casualidad hace unos años, cuando acompañé a una amiga a una consulta con ella, porque andaba en problemas con el esposo.
Y esta señora, que también 'hablaba' con los espíritus, me ofreció hacerme una lectura de cartas... Acepté, movida por la curiosidad. En esa primera cita ella me puso un vaso de agua delante, hizo un rezo en voz baja con los ojos cerrados, y éste se llenó de burbujas; después ella me aseguró, con cara de acontecimiento, que eso era malo, y tras 'preguntarles a los espíritus' me dijo que tenía enemigos en mi trabajo, que me tenían envidia y que estaban buscando 'hacerme el cajón'.
No hubiera pasado nada, si no es porque lo que me dijo coincidió con una reestructuración que se venía en la empresa. Yo me asusté. Ella me pidió los nombres de mis compañeros de oficina, escogió unos y me dijo que por 350 mil pesos podía 'trabajarlos' para neutralizar sus malas energías hacia mí. No sabría decir por qué, pero le creí y, claro, le pagué para que empezara a 'trabajar'.
Pese a que vinieron los cambios anunciados en la empresa, estaba tranquila, porque tenía la sensación de que, a través de ella, tenía una protección adicional, espiritual. Seguí en mi trabajo.
Volví a consultarla luego, con cualquier pretexto: para planear cosas, para averiguar por el futuro, para resolver otros problemas; hacía riegos en mi casa, rezos y baños, todo según sus instrucciones...
La consultaba para todo. Sentía que era mi amiga y mi guía, y que de verdad quería ayudarme. Así que ella me llamaba con el cuento de que necesitaba que le consignara plata para 'materiales': velones, esencias, talismanes, sales. Y yo se la daba. Le pagaba y le pagaba.
Iba cada semana a su casa hasta que empecé a tener serios problemas con mi novio por eso, y no porque él se opusiera, es más, ni sabía que yo andaba en esas.
Lo que pasa es que un día la tarotista empezó a lanzarme frases como "él te oculta algo", "veo a una mujer de pelo castaño siempre junto a él" o "es probable que otra lo esté 'trabajando'"... Y yo le creía.
Me moría de celos, de rabia; vigilaba su comportamiento, sus reacciones, sus cambios. Le montaba unas peleas terribles, ¡por nada! Y para tratar de resolver los líos con él, pues le pagaba más tratamientos a la señora ésta, era como un círculo vicioso.

Le conté lo que me estaba pasando a una amiga, que es psicóloga. Fue ella la que me zarandeó, la que me ayudó a abrir los ojos. Me hizo ver que estaba dejando que una tarotista controlara mi vida y que, encima, le pagaba por eso.
Entendí que los problemas con mi novio estaban en mi cabeza. Me propuse no gastarle un peso más a eso. Fue duro al comienzo, pues me sentía desprotegida sin la tarotista 'moviendo' las energías del universo por mí. Pero poco a poco retomé el control de mi vida.
Ahora asumo las cosas como tienen que venir y atribuyo lo bueno, lo regular o lo malo que me pasa a mis propias acciones e incluso a las de los demás. ¿Por qué no? Somos seres humanos... ¡Ya no leo ni el horóscopo!".
Maritza S.F.
Bogotá

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