LUZBY BERNAL

domingo, 3 de julio de 2011

Israel estudia homologar los topónimos

Israel estudia homologar los topónimos a partir de su transliteración hebrea.




Gobierno ha constituido una comisión ministerial en busca de una fórmula uniforme para la homologación de todos los topónimos en los letreros públicos, tras la polémica propuesta de uno de los ministros de que deben ser transliterados del hebreo.
La nueva comisión, que despierta gran recelo por las connotaciones políticas que arrastra, sobre todo en relación con la denominación de la disputada Jerusalén, fue designada por el Gobierno en su reunión semanal, y estará encabezada por el ministro sin cartera Beni Begin, hijo del ex primer ministro Menahem Begin.
Él, y otros nueve ministros, han recibido la orden del jefe del Gobierno, Benjamín Netanyahu, de "aprobar una fórmula uniforme para deletrear los nombres de comunidades, cruces y lugares históricos por todo el país".
Esta fórmula, una vez aprobada, deberá emplearse compulsivamente en mapas, señales de carreteras, libros de texto, guías turísticas y cualquier publicación oficial, con el objeto de "alcanzar una escritura uniforme y hacer más fácil la lectura de mapas y señales", indicó un comunicado oficial.
Y será aplicable de la escritura hebrea a la latina, de la hebrea a la árabe y de la árabe a la latina.
Netanyahu afirmó en la reunión que la situación actual en la que nombres de ciudades y lugares son deletreados de varias formas "requiere un cambio fundamental".
La comisión fue creada a instancias de una propuesta el año pasado del ministro de Transporte, Israel Katz, que a priori buscaba resolver la variedad de transliteraciones que hay en las señales de tráfico pero que detrás escondía también no poca política.
Así por ejemplo, en los actuales letreros hacia Jerusalén aparece el nombre de la ciudad en hebreo (Yerushalayim), en inglés (Jerusalem) y en árabe (Urshalim / Al-Quds).
Urshalim es el nombre arcaico de Jerusalén en el árabe coránico
y no está en uso desde hace siglos ni en el árabe hablado ni en el escrito, pero Israel lo emplea desde hace décadas para poner de relieve su origen judío. Según la propuesta de Katz, para quien la nomenclatura que se apruebe debe "reflejar el carácter judío, sionista y democrático de Israel", en el letrero debería aparecer el nombre en hebreo transliterado como tal a los otros dos idiomas (Yerushalayim).
"Hay discusiones sobre si Yerushalayim es Al-Quds o Jerusalem. Los otros nombres árabes se quedarán como estén pero Yerushalayim ha sido siempre Yerushalayim y hay que cambiar los letreros", dijo el ministro.
El historiador Maoz Azariyahu, de la Universidad de Haifa, consideró que el ministro "se comporta como un auténtico emperador romano", al recordar la inclinación de éstos a cambiar los nombres de lugares que conquistaban.
La polémica afectaría también a otros muchos lugares históricos.
Tiberíades, en hebreo "Tverya", en inglés "Tiberias" y en árabe "Tabariyya", se vería hebreizado a cuenta del pasado histórico del lugar y la herencia cultural de otros pueblos que vivieron en ella.
El diputado árabe-israelí Ahmed Tibi se opuso a la iniciativa y aseguró que, con o sin homologación, "Al-Quds seguirá siendo Al-Quds" para los árabes.
Con no poca ironía, su colega Muhamad Barake calificó a Katz de "Ministro de Historia", en tanto que Yamal Zejalka exhortó "no a cambiar los letreros, sino al ministro".
Katz desestimó sus quejas denunciando de que en la Autoridad Palestina (AP) "han desechado todos los carteles que estaban en hebreo".
Aunque ya con menos tintes políticos, la comisión deberá también decidir sobre si el "Mar Muerto" (del inglés "Dead Sea") se pasará a llamar ahora "Mar Salado", del hebreo "Yam Hamelaj"; o elegir una versión para el Mar de Genaseret entre sus dos nombres hebreos: "Mar de Galilea o Mar Kineret".

EFE y Aurora

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