LUZBY BERNAL

domingo, 10 de julio de 2011

Joven republicana le dice al Principe....

LO QUE NO VERÁS EN LOS MEDIOS: Joven republicana le dice al Principe que abdique, que no queremos ser súbditos

La monarquía española está muerta. Aún no lo sabe, pero lo está. Como diría el mismísimo rey Juan Carlos en una exhibición de vocabulario, la monarquía tiene la semilla del pino sembrada en el estómago. La semilla del pino es la información: la gente quiere saber, y los monarcas no tienen nada que contar, salvo obviedades en Nochebuena y simplezas tras triunfos deportivos ajenos. A la monarquía le pasa como a Rajoy: solo se sostienen cuando no abren la boca. Hablar desnuda sus carencias. “¿Por qué no te callas?”, advirtió sabiamente Juan Carlos a Chávez.
La monarquía renuncia a la palabra, que es tanto como renunciar al pensamiento, al análisis, a la reflexión, a las ideas. El rey lee sus discursos, escritos por otros, como un robot. El príncipe lee sus homilías, escritas por otros, con la soltura de un zombi. Las princesas solo hablan cuando salen de la clínica tras el parto o después de las victorias de España en la copa Davis. Cuando se saltan esta regla de oro, mal asunto: hace unos días veíamos al príncipe, rodeado por una clamor de personas, improvisar de manera torpe ante una joven republicana.
El protocolo, ese conjunto de humillantes reglas establecido unilateralmente, ha dejado de impresionar al pueblo llano, por si fuera poco, esos ciudadanos adquieren la mala costumbre de decir lo que piensan: la gente, a diferencia del Rey o  Rajoy, quiere hablar. ¡Tiene cosas que decir! Y las dice a la cara, de manera educada y correcta. Reflexiones que hasta hace muy poco eran impensables: renuncien al trono, olviden los privilegios sanguíneos, dejen paso a la república.
Transcripción de la conversación:
Príncipe: “Como tú sabrás, desde luego no me corresponde a mí convocar un referéndum… y soy el principal…”
Joven: “Bueno, puede proponer o puede abdicar”.
Príncipe: “Yo creo en el sistema”.
Joven: “Yo también creo en el sistema, por eso mismo si queremos una democracia…”
Príncipe: “Pues por mecanismos democráticos todo es posible”.
Joven: “Hoy por hoy el referéndum es sobre una monarquía o una república…la Constitución es inviable”.
Príncipe: “Está prevista como un mecanismo posible”.
Joven: “Un mecanismo que usted conoce y que es bastante inviable”.
Príncipe: “El presidente lo conoce muy bien” (En referencia al Presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz).
Joven: “Bueno sí, yo también”.
Príncipe: “Claro”.
Joven: “Simplemente quería preguntarle eso”.
Príncipe: “Lo que no le puedo decir es que cambie de deseos porque son contradictorios a los míos. Yo voy a cumplir con mi deber, que he aprendido a hacerlo lo mejor posible y cumplo con la Constitución”.
Joven: “La Constitución debería ser un derecho de toda ciudadanía, poder plantearnos siquiera”.
Presidente de Navarra: “Ya lo plantearon los representantes del pueblo”.
Joven:”Yo no la voté”.
Otra persona: “¿Este es el único problema que tienes en tu vida?”.
Joven: “No, no. Sencillamente quiero dejar de ser súbdita para ser ciudadana y de esa manera poder incidir en la comunidad en la que vivo”.
Príncipe (zanjando la conversación): “Y desde luego has conseguido un minuto de gloria”,
Joven: “No era lo que quería”.
Príncipe: “Pues lo has conseguido, porque esto no lleva a ningún sitio”.

No hay comentarios: