LUZBY BERNAL

sábado, 2 de julio de 2011

¿Tenemos los rabinos inmunidad ...

¿Tenemos los rabinos inmunidad frente a la ley del Estado?
Autor: Rabi Shmuel Shaish*











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 El lunes último, en Jerusalén
 fue recibido
como un
héroe y 
mártir el 
rabino Dov Lior,
luego de haber
sido arrestado, investigado y 
liberado por la 
Policía del Estado de Israel. Este fue uno más de los encuentros entre la Ley del Estado y los grupos nacional-religiosos.
El rabino Lior es el rabino jefe de Kiriat Arba y uno de los líderes del nacionalismo religioso. Está reconocido como autoridad por los grupos más extremistas de esa línea. Sus posiciones políticas, comunmente envueltas en sermones religiosos, son fuente de ley para sus seguidores. Y aquí debemos destacar que el rabino Lior es un empleado del Estado y al asumir su cargo se comprometió a cumplir las leyes del Estado.
Hace un tiempo se publicó el libro “Torat Hamelej” (La Ley del Rey) del rabino Itzjak Shapira. Entre otras cosas analiza desde el punto de vista de la Halajá (la ley judía) como él la interpreta, cómo y cuándo se puede y debe matar a los no judíos. Las interpretaciones de este rabino pueden dar a entender que el judaísmo es xenófobo y la sangre del “goi” (no judío) puede ser derramada. Ese libro causó bastante revuelo en su momento y todavía la Fiscalía está investigando si su contenido incita a la violencia y racismo.  Una de las cosas que llama la atención de muchos es la “hascamá” (consentimiento) del rabino Lior al libro.
Hascamá es la carta de un rabino que se publica como prólogo de un libro, y en la cual se recomienda al lector la lectura del texto; en el mundo rabínico cuanto más grande, con mayor jerarquía, es el que otorga la recomendación, más éxito augura a la publicación.
El libro “Torat Hamelej” fue publicado con la “hascamá” del rabino Lior. Eso llamó mucho la atención, por la problemática que el libro plantea y una autoridad como Lior aceptando esa publicación, sin aclarar si está de acuerdo con ella o no, le dio a ese libro una legitimación mayor.
Y a consecuencia de esto la Fiscalía abrió una investigación por incitación a la violencia y racismo y el rabino Lior fue llamado por la Policía para que explique sus palabras. El rabino se opuso a presentarse y jóvenes de Hebrón y Kiriat Arba fueron enviados a custodiar su casa para oponerse a la Policía en caso que vengan a arrestarlo. El rabino comunicó que todo lo que hace y dice en nombre de la Torá no debe ser investigado y si la Policía quiere plantearle preguntas que vengan a él, ya que a un rabino no se lo detiene por cumplir su misión.
La Policía, por su lado, comunicó que cumple la función que la Fiscalía le impuso, que nadie está por sobre la ley y solamente al presidente, al primer ministro, al presidente de la Suprema Corte, a los rabinos jefes centrales y a personas incapacitadas se las investiga en sus residencias. Los demás habitantes del país deben presentarse ante la Policía,

dentro de las limitaciones que la ley establece.
El Rabino Lior es un ciudadano más del país y al no presentarse se dio orden de captura. La Policía lo siguió sigilosamente y lo arrestó en la ruta camino a Hebrón, fue llevado a Lod, investigado durante una hora y liberado.
Mientras tanto, los seguidores de Lior se concentraron en Jerusalén, cortaron la entrada de la ciudad, luego continuaron a la sede de la Suprema Corte de Justicia, trataron de entrar a la fuerza, y luego recibieron al “héroe” llevándolo en andas, porque estuvo dispuesto a sufrir en aras de la Torá, un nuevo “mártir”, víctima de la brutalidad del Estado pecador y profano.
Y aquí llegamos al quid de la cuestión: ¿estamos los rabinos por encima de la ley del Estado? ¿En nombre de la Torá debemos desafiar a las autoridades democráticamente electas y nombradas? La problemática de las relaciones entre el Estado y las autoridades religiosas es muy antigua, en nuestro pueblo y en otros.
Desde la epoca bíblica en la cual chocaron reyes y profetas, hasta nuestros días, cuando el movimiento sionista comenzó a exigir la autodeterminación de nuestro pueblo en nuestra tierra ancestral y ya el Dr. Biniamín Zeev Herzl escribió que “en el Estado de los judíos los rabinos estarán en las sinagogas y los militares en los cuarteles”.
Los grupos nacional religiosos quieren un Estado judío en el cual la Halajá será la ley y los rabinos su custodia; frente a ellos están los grupos laicos y tradicionalistas que quieren un Estado moderno de Derecho, en el cual la ley legislada por la Knéset es la autoridad.
En este Estado los rabinos debemos ser la custodia de la moral y la ética, luchar contra las injusticias, llevar un eterno mensaje de paz y confraternidad; y no sembrar división y odio en el pueblo.
Todo rabino y más si es empleado público que recibe su salario de las arcas publicas, debe cumplir la ley del Estado, como dice el Talmud (tratado Guitin 10:2): “Dina demaljuta dina” (la ley del reino es ley y debemos cumplirla). Nadie está por sobre la ley y existen caminos para defenderse de la ley. Eso no hizo el rabino Dov Lior.
Lo único que logra es fanatizar más a su gente y hacer que la mayoría del pueblo se hastíe más de la religión. Ya vimos hacia dónde llevó el hablar sobre “din rodef” (la ley sobre el que persigue) en ciertos grupos fanatizados, saliendo de ellos Igal Amir, que asesinó al premier Itzjak Rabin en base a esa ley.
Es nuestra obligación como rabinos saber cuándo y cómo hablar y escribir; recordar siempre que la Ley es igual para todos y que “Hatorá einena kardom lajpor bo” (“la Torá no es un azadón para excavar”, es decir, usar la Torá para nuestras necesidades).
El rabino Lior no es un héroe ni un mártir, simplemente debe cumplir la ley a la cual se comprometió.
*Comunidad “Taguel Aravá”, Eilat
shm111@smile.net.il


Aurora Israel

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