LUZBY BERNAL

martes, 23 de agosto de 2011

EL MANDAMIENTO MÁS IMPORTANTE


EL MANDAMIENTO MÁS IMPORTANTE


1P.1:15,16.


Propósito: “Comprender que debemos practicar la santificación diariamente, hasta alcanzar la meta celestial”.
Introducción:

1- En las religiones paganas de las sociedades del antiguo oriente, el culto a sus dioses era ofrecido con diferentes prácticas por parte de los adoradores, prácticas que descendían hasta la inmoralidad sexual, sacrificios humanos, banquetes y borracheras que pervertían el carácter de las personas.



2- Fue en medio de una sociedad como esta, que Dios hizo un llamado a su pueblo: “Sed santos porque yo soy Santo”, Lv.11:44,45.



3- La sociedad en la que nosotros vivimos no es diferente a las que existieron en los tiempos bíblicos, vivimos en un tiempo en el cual se practica la corrupción como un estilo de vida, donde se corrompe permanentemente el alma con la inmoralidad sexual, donde el desamor prevalece, y los valores humanos se pierden constantemente.

4- Es en medio de esta sociedad que Dios nos hace un llamado a su pueblo “Sed santos porque yo soy Santo”, 1P.1:15,16. La santidad es un mandamiento al cual hemos sido llamados, y considerando la conducta actual del ser humano, es urgente atender este llamado.

I- TODOS LOS CREYENTES SOMOS 
LLAMADOS A SANTIFICARNOS.

A- No es un llamado especial para un grupo de personas, es un llamado para usted, es un llamado para el pueblo de Dios, 1P.1:16. Si usted es parte del pueblo de Dios, también ha sido llamado.

B- Dios ha hecho su parte al salvarnos, a nosotros nos toca cumplir con nuestra responsabilidad de santificarnos. Aunque Dios es el que santifica, el creyente debe estar listo para ser santificado. Su mente debe estar abierta a la palabra para obedecerla, con el fin de ir en crecimiento constante, a lo cual podemos llamar “SANTIFICACIÓN”.

C- Según el apóstol san Juan, 1Jn.3:3, el proceso de santificación es el resultado de la esperanza eterna que hay en nosotros. Las personas que entendemos que vamos rumbo a la eternidad, luchamos mientras llegamos a ese destino, purificando nuestras vidas a diario.

D- Muchos líderes en el mundo hacen llamados a las masas, y las personas responden, nosotros mismos hemos sido convocados a concentraciones de diferente índole. pues Dios nos ha llamado a una vida recta, pura, santa, apartada de la contaminación del mundo. ¿Hemos respondido a su llamado de santificarnos?

II- PORQUE DIOS ES SANTO.

A- El llamado que hemos recibido es con base en la santidad de Dios. Cuando el apóstol Juan fue llevado al cielo, vio la gloria de Dios, por medio de un canto de unos seres que decían: “Santo, Santo, Santo es el Señor”... Ap.4:8. Algunos han asegurado que la triple mención del adjetivo santo en este versículo, alude a la trinidad de Dios. Sin embargo, en términos más prácticos, la reiteración de la santidad de Dios en tres ocasiones, la santidad absoluta de su ser. Dios es tres veces Santo, es superlativamente santo.

1- La naturaleza de Dios, su carácter, su persona, su esencia “es” santa. Está completamente apartado de toda maldad.

2- Su santidad es algo que nosotros podemos imitar, 1P.1:15.

B- Muchas personas se conforman a los deseos del mundo, a la influencia de la gente que los rodean, pero Dios no nos ha llamado a ser como los que nos rodean, nos ha llamado a ser como él mismo. “Sino como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir”. 1P.1:15.

C- Debemos, entonces, entender que todo pecado que cometemos es contra dios. Cuando el joven pródigo regresaba al lado de su padre, dijo “He pecado contra el cielo y contra ti”. Lc.15:19,21. Cuando David reconoció su maldad, esto fue lo que dijo: “Contra ti, contra ti sólo he pecado”... Salmo 51:4. Esto nos debe limitar en aquellas acciones que son abiertamente pecaminosas, pues como hijos de Dios hemos de guardarnos de toda clase de impurezas.

III- SOMETÁMONOS, ENTONCES, AL PROCESO DE SANTIFICACIÓN.



A- Después de comprender el llamado de Dios y la santidad que él mismo tiene, sometámonos al proceso de santificación que nos conducirá a las moradas eternas.

B- Este proceso consta de varios pasos:

1- Comenzó en el momento de nuestra conversión, en nuestro corazón, Jn.3:5. El nuevo nacimiento dura un momento, el momento del bautismo, pero la santificación dura toda la vida.

2- Debemos tener la voluntad de santificarnos. El escritor de Hebreos dijo, “Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor”. He.12:14: “Seguid” es un verbo que involucra la constancia y el deseo de ser santos. Si usted desea, puede ser santo, Dios desea que usted sea santo.

3- Despojarnos del viejo hombre que está viciado y corrupto., Ef.4:22,24. Debemos tener el valor de renunciar a aquellas cosas que manchen nuestra vida. Por eso nos exhorta el apóstol Pedro a la santificación en toda nuestra manera de vivir. Toda nuestra manera de vivir abarca cada pulgada de tiempo que tenemos en este cuerpo, todas nuestras acciones y costumbres, cada uno de los hábitos que hemos desarrollado, si estos están contra la voluntad de Dios, debemos renunciar a ellos.

a- Nuestra forma de hablar, que involucra no sólo no decir palabras incorrectas, sino usar un tono adecuado, y también no murmurar, y también abandonar la gritería, etc.

b- Actitudes impropias. Col.4:8,9.

c- En el trabajo, el estudio, en la familia, en nuestras formas de reaccionar.

d- Estar aferrados a cierto tipo de cosas o prácticas, Rom.6:16,20. Hay prácticas que nos esclavizan: El sexo, la comida, la bebida, la TV. las palabras, la política, los deportes, etc. Cualquier cosa que nos domine, fuera de la palabra de Dios, debe ser revisada para no incurrir en deslices de nuestra santificación. Los malos hábitos pueden ser responsables de que no nos santifiquemos.

4- Cambiar nuestros pensamientos, Ef.4:23. nuestros pensamientos ordenan nuestra conducta. Un pensamiento santo, es igual a una vida santa.

5- Sujetarnos a la palabra de Dios, Jn.17:17, Ef.4:24.

6- Recurriendo al sacrificio de Jesús para mantener la santidad, pues esta nunca debe decaer, He.13:12; Lv.4.


C- Cuando entramos en el proceso de la santificación, no debemos categorizar el pecado, simplemente, rechazarlo. Por el hecho que pensemos que algo no es pecado, no lo convierte en algo lícito, recordemos que la santificación no es un estado mental, es un estilo de vida. Si cedemos ante las cosas pequeñas, estas nos pueden causar grandes estragos.


D- Este proceso debe ser integral en nuestro ser, 1Tsl.5:23.


E- Algunas veces este proceso se ve interrumpido por los pecados que nos asedian. Cuando Pablo utilizó la palabra santificación, utilizó el término en contraste con la inmoralidad y la inmundicia, 1Tsl.4:3-7. Pedro utilizó el término en contraste con la vida conformada a los deseos pecaminosos que teníamos antes de Cristo., 1P.1:14-16; Ef.4:22-24.

IV- LA COSECHA DE LA SANTIFICACIÓN.




A- La santificación es un proceso que se terminará cuando alcancemos la eternidad, donde tendrá enormes recompensas. Rm.6:22.

B- Primeramente debemos entender que es un requisito para ver a Dios, He.12:14. Veremos a Dios por nuestra santificación.

C- En esta vida es una condición para las bendiciones de Dios, Nm.11:18; Jos.3:5. ¡El mundo aún no ha visto lo que Dios puede hacer con un hombre completamente santificado!

D- Subiremos al monte de Jehová, Sal.24:3,4.

Conclusión:1- ¿Cómo henos respondido al llamado de Dios a la santificación? ¿En qué parte del proceso nos encontramos?

2- En los cielos nos llevaremos la sorpresa de no ver a personas que esperábamos ver, todo por no seguir el proceso permanente de la santificación.

3- Todo pecado es contra Dios.

4- Nosotros podemos imitar la santidad de Dios.


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